El show de Fantomaz – Capítulo 20

Por Carlos Torres

EN NUESTRO CAPITULO ANTERIOR: Piscis ha vencido a los guardias del calabozo, pero un balazo en la cerradura le impide sacar a las prisioneras.  Su intento de llegar al patio interior del castillo es interrumpido cuando es capturada nuevamente.  Fantomas se apresta a una nueva lucha por su vida.

Regresar al Capítulo 19

INICIO CAPITULO 20

Fantomas no se acordaba de cuando había sido empujado tan casualmente, como si fuera un juguete.  Ante sí tenía un enorme individuo, con músculos sobre músculos, una verdadera mole.  Una máscara exacta a la suya, pero en color negro ocultaba la faz del monstruo.

La Amenaza Elegante estaba acostumbrado a lidiar contra sus enemigos usando su inteligencia y astucia.  Necesitaría bastante de ambas ante un rival de tanto poder físico.

“¡Acaba con el impostor, Fantomaz!” gritaba la actriz Bella Julliet, motivada por su odio contra la Amenaza Elegante y por las cámaras que estaban filmando la acción.

“Te destruiré, ¡farsante!” dijo el musculoso Fantomaz al moverse sorprendentemente rápido hacia donde había dejado tirado a la Amenaza Elegante.

Todo era claro para nuestro héroe.  Esta criatura es producto de las maquinaciones de Bella Julliet.  Un rival diseñado para las cámaras.  Un vengador de la muerte de Reuben Wagner, provocada por el propio Fantomas para seguir el libreto de una sola persona.

Bella miraba, altamente satisfecha.  Era una lástima que el escenario de chica en peligro no pudo ser montado por falta de tiempo, pero la muerte de Wagner le gustó. A Piscis podría matarla más tarde y añadirla al final del show, pensaba.  Todo se podía arreglar en postproducción.

Ella ni sabía quien era el hombre detrás de la máscara de Fantomaz.  Un luchador lleno de esteroides que había matado a su familia en un ataque de rabia y estaba huyendo de la ley.  El peón perfecto.

Luego lo mandaría a matar.  Ni Fantomas ni Fantomaz serían las estrellas.  Solo podía haber una estrella. Y esa estrella es y será Bella Julliet.  Mietras tanto, disfrutaría de ver como ambos se despedazaban.

Fantomas se quitó la chaqueta para poder pelear más cómodo. Estaba adolorido en la espalda y también en el cuello.  La Amenaza Elegante ignoró el dolor y se preparó para el siguiente ataque de la bestia.

El falso Fantomaz luchaba como un toro y tenía la fuerza de un animal.  Trató de embestir a Fantomas y la Amenaza Elegante apenas logró esquivarlo.  Fantomas quería retomar la iniciativa, tomó una piedra en cada mano y esperó al monstruo.  El ladrón logró acertarle con las piedras en el estómago al luchador, pero no lo detuvo.  Fantomaz logró conectar un puño a la Amenaza Elegante en plena cara.  Nuestro héroe sentía la sangre correr de su nariz.

No había descanso.  No había tregua.

El luchador solo gritaba, como perro rabioso.  Era imparable.

Ambos combatientes se estaban acercando a una de las paredes externas del castillo.  Fantomas se trepó en el borde de la muralla.

“Sígueme, si te atreves” dijo Fantomas.

El guerrero no dudó.  La pelea continuó con un riesgo adicional.  Si se tropezaban del borde podrían caer varios cientos de metros.

Un fino hilo de sangre ahora salía de la boca de la Amenaza Elegante.  Hasta su máscara tenía rasgaduras.

Los golpes y contragolpes seguían.  Ambos combatientes estaban exhaustos. Fantomas solo pensaba en un último ataque, no le quedaban muchas fuerzas.  Estaba seguro de que al menos tenía dos costillas fracturadas. El luchador continuó lanzando golpes con la fuerza de una máquina.  Fantomas hábilmente logró esquivar los puños de su enemigo y darle un puño al corazón que lo aturdió.

Los camarógrafos seguían filmando, tratando siempre de no interrumpir la acción. No tenían tiempo para pensar en el peligro alrededor de ellos.

El luchador escupió sangre sobre la cara de la Amenaza Elegante.  Fantomas sabía que lo había herido.  La pregunta era cuanto más tiempo podría aguantar.  Al final solo podía quedar un Fantomas.  Los camarógrafos no sabían cual de los dos sería el vencedor.  Continuarían filmando hasta que solo uno quedara de pie.

Truenos empezaron a retumbar por todo el castillo.  No, no eran truenos.  Eran explosiones.  Los mercenarios empezaron a correr de un lado para otro, sin saber a quien atacar.  Muchos técnicos soltaron lo que tenían en las manos y empezaron a correr.  Otros continuaron filmando. Bella corrió a ponerse a salvo.

Los dos enmascarados continuaron su batalla.  De pronto unos zumbidos casi imperceptibles entre el caos llegaron a los oídos de los combatientes.  El tiempo se detuvo para ellos. Y silenciosamente ambos enmascarados cayeron del borde de la muralla del castillo, hacia una muerte segura.

FIN CAPITULO 20

Continuar con el Capítulo 21

Esta entrada fue publicada en Uncategorized. Guarda el enlace permanente.

Una respuesta a El show de Fantomaz – Capítulo 20

  1. Pingback: El show de Fantomas – Capítulo 21 | Fantomas, La Amenaza Elegante

Deja un comentario